martes, 9 de octubre de 2012

A orillas del río

Aquella fue una fría noche pero las ganas de volar nunca desaparecen; menos después de una grata velada de baile escocés, algo nuevo para mi deleite por cierto, y cerveza de alguno de los miles de tipos de este país donde hasta las cerraduras de las puertas funcionan al revés.
Nos sentamos a orillas de un río y enrolamos a nuestra querida amiga y compañera siguiendo el ritual sagrado europeo casi imposible de modificar... papelillos largos, cogollos o hashis mezclado con tabaco (ni pensar en fumarlo puro), y el filtro de cartón.
Nuestro viaje comenzó con una vista privilegiada algo difícil de distinguir debido a la oscuridad pero definitivamente inspirador: un pájaro de tamaño considerable (Graureiher) aguardaba sigiloso por su cena mientras mi mente se alejaba paulatinamente de la tierra, cuando de pronto en un rápido y preciso movimiento, el ave consiguió su festín que mantuvo un buen rato en su pico mientras éste se movía y retorcía al igual que mis pensamientos al observar tal escena. Después de unos minutos decidió terminar con él y lo tragó mientras mi imaginación se transportaba hacia el estómago de aquel pájaro sintiendo como propio el cosquilleo que su cena aún vivo le producía. Luego de divagar un rato, emprendimos vuelo pedaleando hacia el hogar.

1 comentario:

  1. con el titulo me acorde de "a orillas del río piedra me senté y llore" de paulo coelho... deberías leer un libro mientras estés allá, y si es de coelho te llenara de sueños locos por viajar y conocer mas y mas... :)

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